¿QUÉ ES Y DE DÓNDE PROVIENE EL GAMBÓN?
El gambón argentino (Pleoticus muelleri), también se denomina langostino argentino, langostino austral, gamba langostinera o simplemente gambón.
Es capturado en el Océano Atlántico sudoeste, concretamente en Argentina.
Se trata de una especie que habita en el Atlántico sudoeste, en la zona que abarca desde las costas de Santa Cruz (Argentina) hasta Río de Janeiro (Brasil).
Destaca por el color rojizo de su caparazón, más parecido a una gamba que a un langostino.
Su caparazón es fino y su sabor suave, por lo que resulta la especie que mejor se adapta a planchas o parrillas. Su carne es más blanda que la del Banana y su textura muy delicada.
El proceso Pescanova asegura que el producto tenga una calidad máxima y constante, porque se controla todo el proceso productivo, desde la pesca hasta la selección, clasificación y congelación en alta mar, así como su posterior comercialización.
Al igual que otros langostinos, presenta un elevado valor proteico, con un contenido en proteína sobre el 21%. Esta proteína destaca por su alta calidad, con aminoácidos esenciales de elevado valor biológico y de calidad similar a la de la carne, y su buena digestibilidad, al ser más bajo su tejido conjuntivo.
Los gambones también son bajos en grasa, con un valor sobre el 1%, y bajos en grasa saturada, lo que resulta relevante ya que el menor consumo de grasa saturada ayuda a mantener los niveles de colesterol sanguíneo.
Presentan el beneficio añadido, y quizás menos conocido, de que su bajo contenido en grasa es fuente de omega 3 marino, EPA y GHA, que ayuda al funcionamiento normal del corazón.
Otros micronutrientes de gran interés que nos aportan los langostinos son la vitamina B12, necesaria para el buen funcionamiento del sistema inmune o para mantener la energía evitando el cansancio, la fatiga, o el fósforo, necesario para el buen estado de nuestros huesos y dientes.
¿CÓMO SE PRESENTA EL GAMBÓN?
Pescanova fish solutions ofrece distintos tamaños de langostinos gambón: Gigante, extra, grande y Mediano.
Es comercializado en estuche de 2 kilos y caja máster de 12 kg.
Se ultracongelan a bordo en túnel estacionario de aire reforzado. Colocando los gambones frescos peinados en sus cajas, pasan por un túnel, el cual introduce aire muy frío a gran velocidad. Permitiendo, de esta manera que se mantengan intactas sus características de calidad, textura y sabor.
VENTAJAS PARA EL HOSTELERO
El langostino Austral presenta un alto valor culinario, su carne es rosada y jugosa y su textura firme destacando por su gran sabor.
Ideal para consumir sólo o como acompañamiento de otros platos, siendo un producto muy versátil en cuanto a sus elaboraciones.
Es consumido principalmente en España, pero países como Italia, Japón o China también destacan por su consumo, siendo un tipo de crustáceo cada vez más apreciado entre los clientes.
Tenemos varios tamaños que permite al hostelero ajustarse a sus necesidades.
El langostino Austral es una gran elección para incluir en nuestro restaurante.
El langostino Austral se puede cocinar sin necesidad de descongelación previa, únicamente incrementando el tiempo de preparación de la receta.
También, se puede descongelar con las siguientes pautas:
Frigorífico: descongelar durante 12 horas en un recipiente cerrado, para evitar la contaminación con otros ingredientes, y que permita recoger el líquido que se genere. Esta sin duda, es la mejor opción.
Con agua fría: sumergir en agua fría, cambiando el agua cada 30 minutos, manteniendo el producto en la bolsa protectora para evitar que esté en contacto directo con el agua.
En el Microondas, utilizando la opción “descongelación”. En el caso de elegir este método de descongelación, se debe cocinar el producto inmediatamente después de descongelarlo, ya que algunas áreas pueden haber empezado a cocinarse.
Ideal para preparar a la plancha/sartén, cocido o en guisos.
COCIDO: Introducir los langostinos congelados en abundante agua hirviendo sin sal. Cuando el agua vuelva a hervir esperar entre 1 y 3 minutos, según tamaño, retirar los langostinos y ponerlos a enfriar en agua con hielo y 150 g de sal por litro de agua. Servir.
PLANCHA: descongelar las piezas a utilizar bajo un chorro de agua fría. Si son pequeños poner directamente en la
plancha (o sartén) ya caliente con abundante sal. Si son grandes se pueden abrir longitudinalmente por la mitad antes de pasarlos a la plancha o sartén.