¿QUÉ ES Y DE DÓNDE PROVIENE LA LANGOSTA DE CUBA COCIDA?
La langosta de Cuba o Panulirus argus vive en aguas del caribe, concretamente es capturada en la costa de Cuba.
Esta especie cuenta con un cuerpo alargado y espinoso, que en algunos casos puede alcanzar los 60 cm de longitud, aunque lo más común es que midan entre 20 y 30 cm. Su caparazón es de tono marrón rojizo y tiene dos grandes espinas en su parte superior.
Las patas de la langosta de Cuba son robustas y cuentan con espinas, lo que les permite caminar con facilidad por el fondo marino y defenderse de posibles depredadores.
Este crustáceo prefiere las aguas poco profundas y cálidas, y puede encontrarse desde la superficie hasta los 50 metros de profundidad. Suelen refugiarse en los arrecifes de coral, donde aprovechan grietas y agujeros para esconderse durante el día y salir a buscar alimento durante la noche. Su dieta se basa principalmente en moluscos, crustáceos y otros invertebrados marinos.
Aunque la langosta del Caribe pueda pescarse en toda la zona del Caribe, la pesca y producción en Cuba le aporta al producto un diferencial de valor añadido debido al uso de los centros de acopio, instalaciones que permiten mantener vivas y en óptimas condiciones a todas las langostas hasta el momento de su muerte inducida (sin polifosfatos).
Cuba es el único país que puede garantizar esta calidad.
¿CÓMO SE PRESENTA?
Se presenta precocida, en cajas de 9 y 10 kg según tamaño.
- Mediana: 300/350; 350/400; 400/460 (caja 10 kg)
- Grande: 460/520; 520/575; 575/630; 630/740; 740/860 (caja 10 kg)
- Gigante: 860/1100; 1100/1300 (caja 10 kg)
- Extra: 1300/1500 (caja 9 kg)
- Super extra: 1500/2000 (caja 10 kg)
VENTAJAS PARA EL HOSTELERO
La langosta de Cuba cocida presenta múltiples ventajas para el hostelero.
En primer lugar está el valor gastronómico de la langosta de Cuba en hostelería, siendo un plato estrella dentro de los menús y diferenciando tu restaurante del resto que no incluyan este producto en sus cartas.
Al venir cocida el tiempo de elaboración del plato se reduce notoriamente, traduciéndose en un ahorro de costes para el establecimiento. Aprovecha la cabeza para darle al plato una presentación más elaborada.
Además, viene envuelta individualmente, lo que hace que únicamente se descongelen las piezas que se van a utilizar, reduciendo las mermas en cocina.
Ideal para terminar de elaborar a la plancha o mediante cocción.
La langosta de cuba se puede terminar de cocinar sin necesidad de descongelación previa, únicamente incrementando el tiempo de preparación de la receta.
También, se pueden descongelar con las siguientes pautas:
Frigorífico: descongelar durante 12 horas en un recipiente cerrado, para evitar la contaminación con otros ingredientes, y que permita recoger el líquido que se genere. Esta sin duda, es la mejor opción.
Con agua fría: sumergir en agua fría, cambiando el agua cada 30 minutos, manteniendo el producto en la bolsa protectora para evitar que esté en contacto directo con el agua.
En el Microondas, utilizando la opción “descongelación”. En el caso de elegir este método de descongelación, se debe cocinar el producto inmediatamente después, es posible que le producto haya terminado de cocerse.